Mi opinión sobre las subvenciones
Ni las pedimos ni las gestionamos.
Créame, estaré encantado de trabajar para usted, tanto si ha recibido una subvención como si no, tanto si es genérica como si es específica para la creación de un website. Solicitar y recibir subvenciones es una decisión estrictamente empresarial que sólo le debe importar a usted y a la administración a la que se la solicita.
Dicho esto, permítame explicarle mi postura personal sobre las subvenciones:
Todos los ciudadanos en España aportamos con nuestro esfuerzo una buena cantidad de dinero al estado, para que éste ejerza su labor de redistribución y red social de apoyo a los menos favorecidos, a los que empiezan o simplemente a los que lo necesitan. Con esos impuestos se financian los tres pilares del estado: la sanidad, la educación y la justicia. Son tres pilares básicos en los que nunca se invertirá demasiado, porque todo lo que se destina a ellos nos viene devuelto con creces.
La atención a los enfermos, las pensiones, la prestación por cobertura de desempleo, la educación desde infantil hasta la universidad (y el FP, tan necesario como siempre olvidado) y la Justicia en su más amplio sentido de la palabra abarcando no sólo la maquinaria judicial, sino también a las FyCSE como garantes del cumplimiento de la misma, son esos ámbitos que deben ser fianciados por todos nosotros, como individuos o como empresas.
Los impuestos que sacamos de nuestro trabajo, los dineros que salen del plato de comida de nuestros hijos, son lo suficientemente importantes y sagrados como para ser invertidos con tiento, con tino, con el último objetivo de hacer de nosotros una sociedad más justa, solidaria y avanzada.
De ahí que no pueda, objetivamente, aprobar que este dinero público sea destinado a engrosar arbitrariamente la cuenta de resultados de una entidad estrictamente privada.
Una empresa (o autónomo) es un player de un ruedo económico en el que todos conocemos el juego, y en el que todos deberíamos jugar con las mismas reglas y oportunidades. Inyectar dinero público en una empresa supone una competencia indigna y desleal respecto a otras empresas incluso del mismo sector, que ven como se les quita liquidez para entregarsela a la competencia. Muchos autónomos, emprendedores o empresarios, entendemos que no hay ninguna empresa más importante para invertir que la nuestra propia; el hecho de que sea el Estado el que nos quite ese cash, no para el beneficio común de las personas, sino para entregarlo a la competencia bajo las más peregrinas fórmulas, hace todavía más sangrante el hecho.
Las empresas deben aprender a competir en la arena del mercado. O desaparecer.
Es por eso que nunca, en ningún momento de mi actividad empresarial, he solicitado una subvención de ningún tipo para mi empresa. Tiene usted todo mi respeto y admiración si su empresa sigue una política similar.
Por supuesto, le ayudaremos en lo que podamos a que usted obtenga la subvención que estime más oportuno solicitar. Pero, por favor, no nos pida que la solicitemos para usted. Desde ahora mismo le damos las gracias por ello.